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miércoles, 31 de octubre de 2012

Visita inesperada


En el estío llovía, caían ratas de la bóveda celeste y ella, se hizo presente como rosa de espinas furtivas, dejé que entrara en la escarcha de mi cuaderno: con sigilo, con certidumbre, con impaciencia; al principio pensaba que era una maldición, pero ahora pienso que es una antigua bendición. Junto a su lanza de caderas descanso, junto al vaivén de sus manos danzo, en medio de los senos dibujo un río sin cauce, entre sus muslos navego como cisne en su lago; me pierdo en las nalgas del insomnio, toco el piano con la lira de sus costillas; a veces destemplo el colmillo de la política con la piedra pómez de su río, desnudo al espejo enfrente del feudal, dejo sin dientes al porcino con la almádana del silabario. Esta visita ha sido como un tornado, perdurando como algo milenario, desangrando las yemas de los dedos para plasmar en cada línea del cuaderno razones; raciocinio para todo aquel que quiere saber más de la vida realista, solventando problemas que se piensan no tener solución; ésta que fluye en los poros del pensamiento humano, pero que se esconde del mal uso de sus armas poderosas. Prospero a cada momento: por la iluminación de sus figuras retóricas o por la sencilla libre expresión de las palomas poéticas, caminando como armadillo y abriendo agujeros en la metáfora de la ironía, escupiendo con sarcasmo en el andén de los espectros que pululan en el área de los corruptos, aplastando la hojarasca de la peste que yace en el fraude, trayendo a la luz los harapos que han sido robados por manos ciegas. Gracias Dios mío, por llevar esta visita a las puertas de mi humilde cerebro.                     

martes, 30 de octubre de 2012

Dúo


Somos la etiqueta del amor,
somos la vestimenta madura,
somos el alma sin temor,
somos dos bestias con armadura.
 
Teñimos nuestras sábanas en el clamor,
rompemos el esquema de la atadura,
tiramos al suelo el resplandor,
de la oscuridad en la sepultura.
 
Jugamos a ser ángeles del cielo,
a ser sonidos de ecos especiales,
no a ser dos especies de animales.
 
No le tomamos atención al celo,
evitamos las acciones judiciales,
para que los ciegos no sean perjudiciales.

lunes, 29 de octubre de 2012

A mitad del insomnio


Todavía escucho: el lánguido palpitar del sigilo, el rugir de la corcholata, los hábitos inmaduros, el reloj que se para en la ventana de la reja, las gaviotas postradas en la roca sedienta, las tortugas huyendo con sus huevos a otras costas y la arena disfrutando las lágrimas del mar. Sin embargo, el tocadiscos presiente su desaparición forzada de las urbes, las alas derraman su fuego ardiente en las gotas adoquinadas del tintero. A veces el cielo suelta sus premoniciones relampagueantes, pero el semáforo no quiere mostrar su color rojo; sólo cuando las bolas de fuego arden en la punta de las láminas, el ciego quiere ver por el anteojo del otro ciego. El sollozar del hijo del pirata se hace presente en las noticias de las ocho; mientras aquel comiendo láminas con la máquina demoledora de bienes y, a menudo los lápices se quiebran demostrando la verdad con cada letra del abecedario. Pero esto no es todo, ahora ¿dónde jugarán los niños?; esto se ha convertido en una cueva de putas ladronas, que atascan los conductos del espermatozoide joven y roban lo único humilde que tiene su cofre de los poros. Todos se lamentan en sus hamacas decapitadas: sacando mariposas de sus bolsillos, escondiendo su dolor en el regazo de sus esposas, tratando de sobrevivir a esta guerra que durará poco, pero que dejará muchas pérdidas. Los derechos existen en cada una de las hojas de nuestro cuerpo, hay que tomarlos como agua a los riñones, para que no nos violenten derechos primordiales.                                         

domingo, 28 de octubre de 2012

Sutil


Esbelto rostro cincelado en el desván,
ojos que me miran con huracán;
zapatos lánguidos del dedo gordo,
llevando consigo el oír del sordo.

¿Quiénes serán los que disfrutarán
a este sonido rico del volcán?;
sólo el trineo del arpa del tordo,
disfrutará sin ningún estorbo.

Eres delicada como la rosa,
dulce como la miel de abeja
y triste como lágrimas de oveja.

Todo esto es por tu alma hermosa;
aunque alguno te tome como reja,
seguramente no quedarás perpleja.

sábado, 27 de octubre de 2012

Aquella noche


En donde los cuervos eran azules, los féretros eran blancos, las velas eran oscuras, los azulejos eran agrietados. Aquella noche que vivimos lo nunca vivido, aquella noche en donde los espectros tenían un jolgorio; tiempo donde no había espacio para el tiempo, noche donde no había obscuridad, tinieblas que asumían el insomnio de la lechuza, murciélagos que lamentaban la pérdida de la sangre; hasta la Luna reclamaba una parte de aquella alma hecha añicos. Siempre mantuve conmigo el amuleto gótico, pero desde que ocurrió aquella masacre, mis labios se tornaron dos lápidas olvidadas en la calígine, despertando en mí, una ilusión enormemente pálida y pétrea; ya desvanecido en el nicho, dejando caer millones de lágrimas, mis ojos desnutridos por el pesar de mi conciencia y sólo la soledad acogiéndome en su regazo. Sin novedad, sin nada que perder, me hundí en el tártaro, dejando a personas que en realidad me acompañaban con sus liras solidarias; las coplas ya no significaban nada para mí, los poemas eran un universo perdido en el oscuro corazón perverso. A través de los peldaños que me llevaban a la catacumba de mi prisión, encontré a los espectros enojados conmigo mismo: lanzándome dagas en el corazón, lanzándome malos augurios, lanzándome ácidos, lanzándome todas sus iras; ─yo─, postrado en el suelo como harapo curtido por los planes del cementerio que me rodeaba, derramando sangre en vez de lágrimas, avergonzado de haber cometido tal atrocidad. Perdóname amada mía, por haber asesinado nuestro amor con la navaja del negro cisne.   

viernes, 26 de octubre de 2012

Ironía


Ah que ironías que devuelve el eco, ah que descubrimiento sin descubrir, ah que injusticia el pelear con armas de fuego, contra humildes lanzas, hondas y arcos; cada oro pétreo sigue siendo un espejo de sangre para el poseedor; cada mujer indígena se entregó porque le dijeron: ¡no te va a doler!, claro, quizá a ellos no, pero ¡qué del mestizo!, ahora vive sin una raza propia, derramando lágrimas en las máquina de coser, corriendo como polizón por los peldaños de la frontera, buscando algo que no se le ha perdido; ya que los mojados preparados siguen siendo mojados, haciendo los mismos trabajos que hacían en sus raíces. Tal vez la cultura de nuestros antepasados esté desapareciendo en manos de organizaciones inútiles, pero sabemos que ellos vivirán en nuestra sangre, dándonos la fuerza de un héroe para luchar contra los nuevos invasores que navegan en la lancha del opio; éstos que se sientan a ver desde allá, las promesas incumplidas: riéndose a carcajadas desde el balcón de palacio, riéndose del voto comprado, riéndose del esperma ambulante que vende mango en las calles, riéndose del verdadero significado de democracia, riéndose de las etnias que piden semillas para sus cosechas, riéndose de los corrales que albergan nada más polvo. Atisbando sobre la cumbre de tierra, miro a las personas fingiendo ser hormigas que trabajan para su reina, entregando sus entrañas en el plato del sudor de los poros, otorgando el crédito al jefe; sin embargo, todavía sobrevivimos en esta barcaza con agujeros indivisibles.          

jueves, 25 de octubre de 2012

Así el mundo


Así el mundo que rodea el barco:
la tortura que gobierna en la navaja,
el espejo que refleja la mortaja,
la flecha que se entrega al arco.
 
Así el orbe que rodea al manco:
la llama que se apaga en la baraja;
ellos hundidos en la planta baja,
chapoteando en el esperma del charco.
 
Desnutridos los lirios de cartón,
sollozando en sus lápidas pétreas,
desgarrando el pan seco de su corazón.
 
Amargos los tragos del polizón,
que navega como espectro en el Hábeas...,
errante que se merece toda la razón.

miércoles, 24 de octubre de 2012

A los pies de la hojarasca


Vine como ruiseñor a cantar en medio de los árboles que se tornan dorados como el Sol mismo; anidando en la cúspide de los matorrales envueltos en tinta veranera; cierzos que se han vuelto espejismos reales en mi conciencia: conacastes convertidos en sillas inmaduras, zánganos chupadores de miel alcohólica, ecos que vienen a mis tímpanos como ondas de elfo, centellas que ametrallan mis páginas volcánicas. Tal vez, el néctar que brota de las palomas que vuelan sobre la cama ancestral, sean para mí una ilusión obrera convertida en faena costumbrista; pero tal vez para vos: sea una perversión de la naturaleza, una abominación absurda del orbe, una bicicleta desnuda entregando sus neumáticos al mecánico; al fin y al cabo, todo lo que se hace por dinero es una faena, una faena que tiene visión de sombra, pero siempre sigue siendo faena. Logré descifrar el misterio de las mazmorras eróticas, detrás de ellas hay un grillete que ha sido arrastrado durante generaciones, martillando en las uñas de la desaparecida; éste que se arrastra como sierpe detrás de las nalgas de la hojarasca, exprimiendo cada pozo de vulva que se le atraviesa. Es tímido el escondite de las rameras que posan en las avenidas de la herrumbre, pero es un circo desteñido que produce comida para sus hijos. Es posible que esto se haya convertido en historia, pero yo no tengo la culpa, sino los lamentos de la hojarasca.   

martes, 23 de octubre de 2012

El otro Poeta


Aquel oculto entre la calígine del Libro Sagrado, aquel que llama a la puerta del que lo necesita, aquel que se torna bendición en el corazón del quebrantado, aquel que hizo poesía en la punta del Monte Calavera; éste que me llevó por el camino de las espinas, pisando a paso veloz las puntas ensangrentadas, quitando el pétalo que desvela sangre en la noche del vigía, sollozando a la par del niño de la calle. Es crucial cuando se tornan legendarias las palabras de las neuronas de regalo, pero es lamentable cuando el ego carcome el espíritu; irremediablemente es inaudito cuando el humano se lleva todo el crédito, ya no hay respeto entre las espinas; por ahí grita: "¡es solo mío el Premio Nobel de Literatura y de nadie más!", cuando de por sí el merecedor del premio es aquel Poeta. Sin embargo, mi ser goza descansando en el regazo de éste, sacudiendo toda culpa con el abanico espiritual, sangrando a borbotones junto a las heridas cautivas de las muñecas de mi Maestro, permitiendo que mueva mi corazón para donde se necesita lucha. A veces las aves vuelven con una ramita en su pico, esa ramita que todos necesitamos aportar, para poder llenarle la barriga a los niños llenos de herrumbre, porque nuestro Dios no puede solo, sino que necesita de nosotros para mostrarse en la mesa de éstos. Cuando me envió al mundo: tal vez no supe en que le sería útil, pero ahora ya tengo una faena que cumplir en este mundillo, esta faena ahora pulula en el área de mis pensamientos poéticos, llevando consigo paz, respeto e igualdad a aquellos que leen lo imprescindible.            

lunes, 22 de octubre de 2012

Al salir de la puerta


Al salir de la puerta, me encuentro siempre con la granja
de la anáfora, de la metáfora, de la figura clásica: 
encontrando desagües en el pozo letrado, 
teniendo por suelo las agujas romas del néctar poético, 
sacudiendo el colchón polvoso, 
sacando los gazapos del candil en llamas,
dándole forma y solución a los altercados ensimismados.
Siempre que tropiezo con la piedra de dos caras, 
obligo a mis pies a seguir sin tambalear:
aplastando el cacho del toro de batalla,
dibujando huevos en el vientre de la gallina, 
sacando paz de las entrañas de la blanca paloma, 
quitándole las espinas a la zarza tallo por tallo, 
desnudando a la grama con la podadora de papel, 
dejando la basura en el barril sin fondo.
Transportando los huesos de aquí para allá, 
la carreta de los bueyes mecánicos, 
dirigiéndolos a las asambleas de las arenas. 
Volviendo a la rutina, mi sangre se torna blanca, 
tomando forma de mensaje en el papel oscuro, 
llevando a cabo el acantilado del vértigo maduro.

domingo, 21 de octubre de 2012

Gajes del oficio


Tal vez, esté en una isla completamente rodeada de fuego, pero mis pensamientos están liberados en cada letra que vuelve de cada letargo; una vez más: las cenizas volcánicas del mundo sacuden los poros del escriba, las tormentas caen del cielo como lluvia de metáforas, las águilas desgarran como hiena a su presa, las piedras se tornan frías como el ártico, las nalgas carecen de insomnio. Seguro es: que este oficio trae consecuencias, pero estas consecuencias nos dan risa, ya que nosotros sabemos que estamos luchando por un mundo donde todos nos respetemos mutuamente; a lo lejos brilla el palacio en su claustro monástico, mientras nosotros quemando nuestras neuronas en el comal de la poesía, tratando de llevar paz al feto; sin embargo, nuestra lengua permanece intacta, ya que los agujeros negros de la dinastía no nos han podido atrapar en sus oscuros planes, dejando ir galardones como palomas en vuelo, porque definitivamente los premios son para callar el oficio. A veces camino desnudo en las aceras de la poesía, pero humildemente me acoge en el regazo de su harapo, aportando para mi caja mágica una ventana más, que me lleva a lo imperativo, quitándole el corcho a las botellas mensajeras que deambulan por la ribera del mar poético. Renuevo los calcetines que están rotos, no por unos nuevos sino que les pongo una venda con hilo, para que sigan luchando en este camino de cucarachas y ratones; éstos que a diario devoran al orbe en silencio, dibujando mentiras en las nubes del ciego, sacando oro de los bolsillos ajenos, destripando salarios de las colmenas del obrero, cosechando amargura en los campos donde ondulan dorados motores, dando dolor en los hospitales por la gran espera de medicamentos, ¡no hay!, ¡qué infierno!           

viernes, 19 de octubre de 2012

Soneto cálido


¡Qué cristales los que me atisban!, 
dejando una caricia virtual cálida;
migajas en el cerebro del desván,
que me recuerdan la cama árida.
 
Mis labios secos te extrañan, 
mis poros desean tu piel pálida;
extraños pensamientos que erran,
porque sin ti la vid, no tiene vida.

Te veo acostada en mi cama, 
esperando los ecos de mi palma,
que a menudo acariciaban tu alma.
 
Sin ti, me siento en una seca rama,
donde sus espinas no tienen calma,
Dios mío, devuélveme a mi Alba.

jueves, 18 de octubre de 2012

Exactitud


Comienzo a ver las barracas que se hunden en medio de tus senos, atisbo el lamento salvadoreño de Elena: ésta que esconde en medio del pubis una puerta a su elegancia, ésta que elude la sangre golpeadora de la almádana, ésta que vuelve a la prosa una fruta jugosa, ésta que consuela al caído en el regazo de sus piernas. Frente a mí, el sigilo de los vellos, la campana del sordo, el erotismo de la lingüística lengua, el tizne que se acopla a la minifalda. Quedo atónito en medio de los cipreses que acompañan el sabor del líquido que emana satisfactoriamente del clavel semiabierto; entristezco cuando las sábanas arden en llamas y las cenizas se convierten en hollín. Con certeza se ve a lo lejos el vestido en forma de coraza de la mujer antigua: éste que se vuelve sombrilla en contra del calor mismo, éste que atormenta las pupilas del entrecejo pornográfico, éste que desangra la zarza y obliga a las espinas a colarse en el lino. Allá por el 2000 me encontré escarbando en las arenas del tiempo y encontrando vestigios del futuro; ahora dibujo este arte con las plumas eternas del tranvía, que muestra sus vagones como versos apacibles, que aplasta cada trono con la verdad, que insiste en demostrar que es poderosa, que calma volcanes y los vuelve a encender.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Inéditos


No queremos sus publicaciones, sus ediciones
o galardones; sólo queremos que nos escuchen. 
 
Queremos que la democracia tenga un nombre, 
un seudónimo para que crezca el significado verdadero;
ese que se esconde en la parte más oscura del trono.
Reorganizo mis papeles con los guantes de mi barco:
enredando en el oleaje a las paredes mohosas, 
moldeando a pinceladas los laureles de los héroes, 
ondulando los moldes donde fueron asesinados, 
sangrando a borbotones por los poros de los dedos. 
 
Sigo con certidumbre los pasos poéticos:
usando las sartenes donde escupe el esperma, 
sofocando la cuerda que ahorca los andenes. 
 
Poco a poco la antología se llena de ritmos suaves:
uniendo a más poetas en la primordial faena imprescindible,
buscando en los agujeros negros, teñidos ojos acuáticos;
logrando penetrar en la roca como gota de agua. 
Intuyo a medida pasa el tiempo, que las letras son necesarias; 
comprendo que los lectores me ayudan a seguir escribiendo, 
a seguir con la espada en la mano, con el escudo en el corazón, 
convirtiendo cada lector en un caballero negro que lucha por la luz.
Infiernos y cielos se atraviesan en este mundillo, 
ocultando los manuscritos en las tabernas del olvido, 
nadando frente a los balcones del vértigo; 
en nosotros no está el rechazo de las letras,
sino despertar en la cama del comal, apaciguando las cenizas. 

martes, 16 de octubre de 2012

Vuela o muere


Leyendas pululando a cada rato en mi cerebro, 
platos hartándose mi sagrada comida, 
pistolas disparándole a mi cerebro
y tú, como escudo protegiendo mi coraza.
A menudo los mausoleos entorpecen 
la pluma del vate inequívoco con menudencia. 
La bala le apuesta al ala del ave en vuelo
y los sinsabores del plomo escupen el vuelo. 
A veces pienso en las muertes claustras, 
que rodean el abecedario del silencio; 
sin embargo, los laureles siguen su curso
hacia el aserradero de las letras. 
Dibujando con la pintura de las nubes, 
estoy en la cumbre del suelo, 
extrañando a los espectros que lucharon
por su Patria, tratando de alejar a la paloma 
de la paz, de las garras oscuras del sonido.
Regreso por donde vine y sólo veo sangre, 
sangre que acompaña todo mi cuerpo
y mientras fluya por mis venas, 
lucharé con orgullo y certidumbre.
─Pero, ¿qué pasa conmigo?─
Quizá esté delirando en la cuna,
pero sé que pronto terminaré de escuchar el blues
que suena en las tabernas de la incertidumbre.

lunes, 15 de octubre de 2012

¿Qué pasaría?


Si la naturaleza cobrara venganza: si los perros se convirtieran en lobos, si el agua se convirtiera en arena, si las alas del halcón fueran navajas, si el smog que escupe a nuestros pulmones nos matara al instante, si los versos del poeta fueran desechos de cloacas, si la laguna de las ninfas fuera un infierno, si las gallinas se negaran a poner huevos, si el ganado tomara al ser humano como bueyes, si el caballo le diera de patadas a su dueño, si la cigüeña detuviera su curso por un largo tiempo. Sin duda, la vida en la tierra sería como vivir en un pedazo de isla desierta; sin embargo, tenemos varios borbotones de evidencias que desangran poco a poco a nuestro Gaia, no tomando conciencia del ave fénix que se aproxima por el lado romo del machete, que tarde o temprano sacará sus uñas y cambiará el curso del tiempo. A veces en penumbras leo lo inevitable, descubro en las hojas del libro, pedacitos de rompecabezas del clima cambiante; estamos desnudos ante el cambio drástico del orbe y nosotros tenemos la culpa de lo podrido que yace en cada partícula existente en las más oscuras tabernas del comal. Ruego a los cisnes que escuchen mi llamado, ruego a Dios que escuche mis plegarias, para que detengamos juntos el Armagedón, ─no destruyas más─, tratemos de ser como una corriente de aguas termales, tratemos de ser una fuente de vida y no de muerte.          

domingo, 14 de octubre de 2012

Palabras endrogadas


Inhalando droga a cada rato: viendo elefantes manifestando por la vida, observando cigüeñas desorientadas, cuervos sacándose los ojos entre ellos, locos vendiendo su locura en el mercado negro, ebrios saltando en la botella del infierno, iglesias teniendo guerras en silencio, desiertos bañándose en el río Nilo, ataúdes viajando en el ala del fénix, prostitutas dibujando su tragedia en el falo, cisnes acariciando el agujero negro del lago. Inyectando en segundos: perros que devuelven su hueso, infiernos que regalan fuego a sus seguidores, castillos que encañonan a la paloma mensajera, monos que se balancean en la selva metálica, unicornios que buscan al niño perdido, monjas que se entregan a la pócima de la bruja, relojes retrocediendo al tiempo de los dinosaurios, pericos comiendo sus plumas. Mientras el opio: confunde al águila calva, desnuda a las niñas que se casan a los diez años, desangra a borbotones a los pequeños niños de la calle, destroza caballos de batalla, evade al vate, disfruta alegrando la vida por un segundo, mata lentamente con su calígine. A oscuras la marihuana: trata de mostrarle al ciego el camino, secando su apetito con la toalla del humo, destruyendo hogares con la bomba del robo, comprando pescados en el laboratorio del genio loco, sembrando más fuegos artificiales en la falda del volcán en llamas, teniendo juegos de ajedrez con los ojos vendados y calcinando el cuerpo con la llama egipcia del momento.  

jueves, 11 de octubre de 2012

De entrada dibujando


De entrada dibujando petates en forma de féretros, rasgando el suelo con las uñas y sacando la gallina ciega de su agujero; desde ahí, reinvento el mar con la pluma del halcón que vuela sobre tus pezones, estorbando a los rieles del tranvía que lleva las osamentas de los desaparecidos, sacando al volcán de la lava con la cuchara del entrecejo, enrollando mis deseos con los harapos escupidos por la lluvia. De antemano, inicio por sacar la navaja de la dermis del ciego; ya que el jadeo de la gaviota, agota los huevos ocultos en su interior. Me zambullo en el regazo de Dulcinea del Toboso, para pelear contra los gigantes remolinantes del prado, rescatando a las cabras del fauno obscuro, saliendo de la ambigüedad de los guijarros en cuestión, volviendo al futuro para traer prosas y regalos para los pobres. La pulsera que lleva la prostituta de la avenida, dibuja el racimo de tatuajes puestos por la sociedad misma, obligando a su pubis a entregarse al falo perdido en la desesperanza o en la mediocridad. Resuena el esbozo de la puta inmóvil, satisfaciendo los sueños húmedos y delirantes pasiones del que cabalga con el jinete de la muerte encima. A veces a solas dibujo mis pensamientos en el papel del frío cuaderno, tratando de llevar a cabo el objetivo de la matrona en la punta de mis dedos. Sin embargo, el parto se vuelve confuso en brazos del pangolín vestido de doctor, pero si la llave de la puerta de la justicia está en mis manos, el animal sollozará junto con sus malas intenciones; siendo éste castigado por el Supremo Rey de todo el orbe.       

miércoles, 10 de octubre de 2012

Se llama Rosa


Jamás olvidaré el día que conocí a una flor extrañamente tibia: cada pétalo era un paño de seda antiguo, cada pistilo que adornaba su núcleo era inolvidablemente soñado, cada espina que pinchaba mi visión era como las tunas del desierto, cada sorbo de perfume era como la ventisca del cierzo, cada polen fértil como la diosa de la vida. Desde aquel día he caminado junto a ella, mis brazos le han abrazado con fuerza de oso, mi calor se ha transformado en un rol para ella; aunque su alma yace oculta siempre en el misterio, trato de traerla afuera, para que se lleve una pisca de algodón en su herida. Ésta calígine me ha transformado en un caballero que monta su blanco caballo, para luchar contra las adversidades sucias del destino, he dibujado en mi cerebro tres picos en una montaña, que simbolizan orgullo, pasión y sinceridad. Le ruego a Dios que nunca me aparte de ella, ya que sin ella sería un costal de huesos putrefactos por la mismísima realidad. A veces cuando estoy dormido, escucho sollozar sus ojos, me despierto y comienzo a acariciar su abecedario; sin embargo, cuando todo está oscuro en el portal de mi cerebro, ella vuelve a derramar su cascada, fingiendo que no me conoce y desconoce la oscuridad que me corroe. En los atardeceres del estío: me siento en el banco del parque junto a ella, abrazándome con sus figuras literarias, haciendo poemas de mi cuerpo, descubriendo el lado de luz que existe en mi alma, escuchando las canciones de las aves, que nos cantan con dulzura, reviviendo el verso y callando al perverso.      

martes, 9 de octubre de 2012

Buscando el día


Buscando entre mis cartas el día en que dejaste mi espíritu olvidado, te alejaste de mí, olvidaste de lo que era para ti. Olvidaste que la mirada de mis ojos, era un puente hacia la felicidad verdadera; sin embargo, esta mirada se ha vuelto fría y triste, ya que tus manos se volvieron garras aceradas, tus labios se volvieron volcanes de salitre, tus ojos se volvieron rojos como la llama del fénix, tus orejas se volvieron de pez al escuchar decir de mi boca ¡te amo!, tu piel se volvió lija enmohecida por la herrumbre de un cuerpo inexistente para mis ojos desteñidos, tus poros se volvieron agujeros negros enormes por donde sólo entraba el cosmos negativo de las carnes vampirescas; éstas sólo buscaban chuparte la sangre pura que todavía tenías cuando estabas conmigo. El odio se apoderó de mi cuerpo, dejando chispas de reflexión en las aceras de mi cerebro. Ahora navego en busca de un dintel que aprecie mi espíritu, bebiendo del alambique de la juventud para sobrevivir en este barrio de árboles de fuego y ollas de barro. Al principio pensaba que las cenizas eran eternas y que nunca desaparecerían de mi urna interior; pero nada más fue un mal sueño, un sueño que me ayudó mucho a pensar primero antes de juzgar por su apariencia a alguien. Descubrí que en los caminos del amor, hay malas piedras que quieren destruir la rueda que se pose sobre ellas. Hay que descubrir la inquietud antes de elegir un guijarro...           

lunes, 8 de octubre de 2012

Camino entre telares


Ocupando el tiempo que camina en la herrumbre del explotado, 
desechando las migajas que deja el gato en los estantes olvidados; 
oscureciendo y amaneciendo en los talleres donde vibra el sudor, 
reviviendo los telares antiguos con la lanza del poema libre. 
Llegando como verso a los oídos del ángel caído, 
quitando cada mancha que logre penetrar en mi camisa de manta; 
ahora sangrando a borbotones por la injusticia de las maquilas,
y poniendo mi cono de hilo en la aguja que pincha el dedo de la faena.
Con carrizos adorno la cama donde recae el cuerpo que merece premios, 
sacudo con solvencia a los que piden con orgullo en las calles de mi tierra. 
Mientras tanto jadeamos al subir la cuesta de las máquinas ranas, 
olvidamos que somos humanos y tenemos el derecho indiscutible.
Rastreamos al bandido con la lupa del sonambulismo, 
pero no le encontramos en su oficina, se divierte en los burdeles; 
sin embargo, nosotros seguimos ofreciendo nuestros servicios, 
para que nuestro jefe mediocre se lleve todo el crédito. 
A veces roe el hilo la rata y tenemos dientes fuertes para enfrentarlo, 
pero sólo usamos nuestros ojos para las malas miradas.
Cada panecillo que compramos en la tienda más cercana, 
nos cuesta todo el salario que ganamos, dejando un centavo en la billetera. 
El mínimo hace estragos en el caparazón agujereado,
y el trabajador termina siendo un muñeco con alfileres en la cabeza.  

domingo, 7 de octubre de 2012

Soneto a la luz


Como luciérnaga en la noche,
deslumbrando sin ningún reproche.
La estrella en el cosmos te acompaña 
y tu cuerpo se luce en la mañana.

Como la transparente luna del coche,
acogiéndote sin ningún reproche.
Eres un bajo golpe para la araña, 
que espera a su presa en la telaraña.

Conviertes al río en espejo,
dejando cada ojo perplejo
y tocando campánulas con el entrecejo.

Desnudas al gato del corazón viejo,
mostrándole al orbe su reflejo
y convirtiendo al puma en conejo.

sábado, 6 de octubre de 2012

Alegría

(es lo que hay que buscar)

¿De qué sirve la medalla de oro?
Si las lágrimas todavía salen del poro. 
No entiendo la razón del premio
y tampoco los aplausos del gremio.
 
Sollozo al lado del lloroso coro,
mientras da el mensaje el absurdo loro.
Ahora busco en las axilas del simio
y encuentro los pelos del sabio.
 
En las calles me encuentro conmigo,
poniendo el zapato en el pie descalzo,
para dar alegría, pues también tengo un hijo.
 
La alegría negativa es un grano de trigo,
mientras la verdadera es un abrazo
que recolecta cada semilla del higo.

viernes, 5 de octubre de 2012

El machete de la ardilla

(para aquel niño vencido)

Has de saber que no tengo fuerza,
pero aunque soy pequeña tengo destreza;
es todo una faena el abrir un coco, 
al final sé que lograré beber un poco. 

Los árboles son mi medio de pureza
y también los utilizo de entereza.
A veces quisiera ser un perico, 
pero me doy cuenta que ya soy rico.

El salto olímpico que doy del árbol, 
es nada más un paso más del escalón,
para romper el record y llegar al millón. 

No le temas al ardiente y taimado Sol,
ya que los rayos sólo son un centellón,
adáptate al ambiente como el camaleón.

jueves, 4 de octubre de 2012

Equilibrio


Para: André Cruchaga y Marina Centeno

Todo en esta línea férrea del tranvía esquelético, se rige por una ley básica: la ley del equilibrio; que destempla el colmillo del lobo que camina en el andamio colocado en esta parte del universo. Hay muchas sorpresas guardadas en el calcetín del tiempo, también en las agujas que bordan la enseñanza de los polluelos. Aquí, despierto cada día observando y analizando junto con mis letras de reserva; de acuerdo al enseguida, este petate soporta mis huesos despellejados por el lento palpitar de la muerte. Sin embargo, cuando el cuerpo me obliga a sostenerme sobre el suelo ardiente de la pócima del pezón mismo, la sangre se coagula al instante y se vuelve inverosímil; pero el simple hecho de permanecer en equilibrio, se vuelve una faena en desconcierto, que provoca en mis sentidos una transformación cibernética de la vida en su esplendor. A veces las amapolas rojas parecen blancas, pero sólo es una mala jugada del desierto, que se vuelve interminable en la conciencia de las faldas volcánicas, obligando a los ojos a mantenerse equilibrados en la curva de la acera. A pesar de que los clavos de la mesa están puestos, uno de ellos se oxida y se sale; ahí entra el desequilibrio del muro perimetral, dejando entrar todo tipo de colibríes a chuparle el néctar a las flores con piernas jóvenes. Mientras tanto, mi cuerpo sigue flotando en la rencilla con la muerte, sigue esquivando a los cisnes negros, sigue cosechando colores en la tierra fértil del girasol en celo, sigue mostrando afecto a los perros que ladran, sigue demostrando que la lucha todavía no termina, sigue perturbando al televisor mediocre de los anuncios, sigue haciendo añicos los espejos que reflejan desinterés por la lectura, sigue estorbando a los malos hábitos que tienen los adultos, sigue fingiendo que es una basura inexplicable ante los ojos del pálido espectro inmóvil...                  

miércoles, 3 de octubre de 2012

Del maíz es la tierra


Corren los niños en el maizal en flor, 
desnudan sus pies con todo fervor; 
persiguen al (gusano) comelón del grano, 
dejando sus huellas en el escobillero vano.
Los caites del sembrador hundidos en el fango
y los verdes pericos disfrutando del mango. 
Las manos dibujando mazorcas en el costal, 
para poder transportarlas del carretón al comal. 
Los bueyes a cuesta van contentos con su bulto
y las aves bailando "Las cortadoras" con tumulto. 
Cuando llega el estío los silos se engordan
y los laureles con su frescura comandan. 
Que provechoso ─agitado─ fue el invierno, 
dejo atrás los manteles quemados por el infierno. 
El colibrí juega a esconderse en la hojarasca, 
pero no puede esconderse de la virgen Chasca.
La raíz del maíz se convierte en abono orgánico, 
pero no todos saben que lo natural es rico.
Luego llega el frijol con su enorme ego, 
escupiendo al indígena en su cara de fuego.
Las campánulas se ven tristes en medio de los añicos, 
pero volverán las mojadas aguas envueltas en abanicos.
El nido de la chiltota se prepara para el huevo, 
para que nazca con orgullo y humildad un ser nuevo. 
En la noche el armadillo cava su cueva con sigilo, 
porque algún transeúnte sin conciencia anda con filo.
Los ladrillos de las casas a veces bailan "El torito pinto", 
pero esto ya es costumbre, ya que vivimos en un risco. 
El tejado envuelve al sol y lo convierte en dulzura, 
para que el salvadoreño de la choza viva con frescura.
En los caminos ondulan doradas personas, 
pero algunas de ellas todavía están en vainas.
Vivo con orgullo en esta tierra del maíz, 
por eso dedico este poema a mi país.

martes, 2 de octubre de 2012

Rechazo


¿Cómo se ha de sentir la Tierra? Cuando en su pubis penetra la lluvia ácida de las nubes pétreas, cuando las letrinas escupen al río más cercano, cuando el avión deja caer sus pestilencias, cuando las fábricas fuman en los países subdesarrollados, cuando la tos en las nubes se vuelve truenos asesinos, cuando los lagos cambian de color, cuando la primavera se vuelve desierto, cuando los glaciares se derriten desmesuradamente. Se arrastra por el cielo la voz de las nubes, los vientos cambian de cierzo a vendaval, los árboles sufren su sequía, los humanos lloran a la par de sus cultivos, los pájaros emigran y se hacen extintos en diferentes países. Como solloza la bóveda celeste, lo único que le queda sano es el arcoíris y el recuerdo de que una vez fue un mundo poblado de árboles gigantes. Algunos cenotes todavía guardan su cristalina agua, están ocultos en cada parte obscura, para no ser vistos por los ojos malditos del contaminante. Alguna vez tuve la sensación de estar en un mundo libre de contaminación, pero quizá fue un sueño fértil o tal vez fue el futuro tomando conciencia. Rara vez los cuentos se dan en un mundo contaminado, todo es fantasía, todo es color de rosa, que con un beso se arregla todo, ¿qué ironía no?, pero la triste realidad es esta, la que vivimos ahora, mañana y pasado; hasta que alguien se anime a tomar las riendas del carruaje de la liberación del polvo contaminado de este mundo.      

lunes, 1 de octubre de 2012

A la orilla del vértigo


Sospecho de aquella letanía de los ciegos, de aquel trino melancólico de mentiras, de aquellas aguas que dicen ser benditas y, nada más están conformadas por hidrógeno y oxígeno. Detrás del fetiche hay un sucio dinero escondido, que busca satisfacer sus necesidades a costilla de los fieles difuntos que deambulan por el pasillo. A medida va pasando el tiempo, la vasija se hace más fuerte dentro del cerebro de porcelana del seguidor, haciendo impura su condición espiritual, pecando a mordidas, caminando sin dirección, llevando su esqueleto a perder huesos en el mausoleo de los espectros. La lluvia cae sobre la cabeza de los transeúntes, no dándose cuenta del sacrificio de las nubes y de la entrega del suelo todavía fértil. Estoy a la orilla del vértigo, disfrutando de la vista panorámica de la creación del verdadero Dios, escudriñando debajo de las piedras para encontrar la semilla mal sembrada. A menudo, ayudo a levantarse a los mendigos que adornan las aceras, ya que de los pobres se sirve Dios, para probar a su hijo fiel. Sin embargo, las campánulas se quieren ir arriba de los tulipanes, aplastando sus pistilos con su grandeza falsa, dislocando el hueso bucal de la débil mente. Cuando leemos un libro, desechamos en la letrina sus hojas filosóficas y guardamos en mantel de seda las que nos convienen. Desdichado el rico que manipula el dinero con su ego y grande el pobre que ayuda a otro pobre con lo que tiene...