viernes, 31 de julio de 2015

Filosofía del conejo


¿Qué hace un conejo hundido en soledad?

En cada ojo guarda una zanahoria de ilusión. 
Sigue sin comprender el veneno que corre a su alrededor. 
Las hojas caen lentamente, como si quisieran que alguien las devolviera.
La Luna cierra sus cortinas para no ver el llanto de las piedras. 

¿Hasta cuándo volverá a sonreír como niño?
No le ve el caso a estas letras sin sentido.

─¡No seas tan cruel! ─me dice─,
los ríos también sienten dolor, el luto les abraza por doquier.
Dime, ¿qué harás cuando el Sol baje y haga polvo a tu metálico corcel?

¡Shhh, guarda silencio!

(El conejo sigue solitario en su madriguera
y espera en Dios, para no extinguirse con ella.)

jueves, 30 de julio de 2015

Copa de furia


…ella vino con su cara de lluvia; una cara de estatua de invierno,
cara de alguien que se quedó dormido y no cerró los ojos bajo la lluvia.
Del cuento: Esbjerg, en la costa
Juan Carlos Onetti

Ella vino en un carruaje hecho de cristales incoloros y cetrinos. Traía en su rostro una espada tan grande que partía en dos el setenta y un por ciento del agua en el mundo. Se vestía de lino y sus cabellos eran hiedras que cubrían incluso la más grande y octava noche que la noche haya tenido. En sus ojos habían dibujados dos navíos con cincuenta cañones disparando vergeles contra un muro de acero e hipocresía. Estaba asombrado por tenerla frente a mí, mi rostro estaba anonadado, mis manos sudaban polvo en ese momento. Ella, al mover tan solo un dedo, me mostró cómo las montañas bailaban la vieja danza de los nahuales; pues en cada dedo, portaba una nube que anunciaba tormentas y alboradas fluorescentes. A manos llenas, estaban mis ojos abarcando su cintura, tan plenamente, parecía una aurora boreal abrazando los labios humedecidos de su brisa. Jamás las cadenas habían sido de mi agrado; pero tratándose de cadenas furiosas e inescrutables, opté por vaciarme entre sus orificios. Al fin había dejado las ilusiones para aquellos a los cuales les gusta que gusanos se alimenten de sus muertos. Por lo demás, ella aún sigue aquí; ya no es una gota de olvido ni una tormenta de arena, es el asombro, el surrealismo mismo.

miércoles, 29 de julio de 2015

Oda a la mugre


Alrededor de mí, el grito tenue de todo lo que es mugre para vos.
No es del todo cierto que sus arcanos son sucios. Bajo el lodazal:
Las luciérnagas tienen sus casitas de espejo y larvas gozan de un buen sueldo;
aquí, en esta pequeña porqueriza no manda el excremento ni el eco;
pero quiere mandar la sanguijuela y volver a tener sexo una vez más con el crepúsculo.
Cuánto hace que el capitalismo fue derrocado y sus restos se guardan en el desagüe;
el pueblo es el Estado y la Bolsa; más allá de todo eso, vos el mar, mi silla.
La silla no es más que donde me siento a conversar con los tumbos,
mientras la Luna accede a mis páginas y hace el ritual más viejo y hermoso de las flores.
De cierto os digo, que el rocío que brota de cada boca maloliente que me rodea,
es más fresco y diáfano, que el de una polilla bajo el hechizo del oprobio.