jueves, 15 de noviembre de 2012

Tú, telaraña en mis manos


Enredando tus vellos con los míos en este vaivén de pinos,
sacudiendo escombros con el harapo de los poros; 
olvidándonos de que realmente somos realismo, 
sabiendo que las lágrimas que llueven son pura misericordia,
y que los girasoles sólo nos adornan nuestro aposento.
 
Algunas veces los jeroglíficos tratan de asustar a los andenes,
el plomo trata de intimidar a las tortugas de la vigilia 
o los azules escupen con sus macanas en la cabeza de la huelga. 
 
Tornillos y tuercas faltan en los transeúntes robots,
ya que la unidad central de procesamiento se ha apagado;
dejando atrás a los adoquines y pavimentando las calles 
con el incienso diezmal de las palabras con espinas. 
 
Tú y yo, nos encontramos como gomas de mascar, 
pegándonos en el zapato de los espectros, 
causando vértigo a los terremotos de números y letras;
estos que adornan los muros del cementerio, 
advirtiendo muerte a la orilla del camino. 
 
Ambos fingimos reír cuando nos cuentan un chiste, 
pero en nuestro interior sabemos que no es tiempo de reír, 
sino de levantar la motosierra y talar la mala hierba; 
sin embargo, solos no podemos con esta lucha, 
tenemos que buscar más arañas que pespunten
en este mundillo pobre de las letras de cartón.

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