jueves, 18 de agosto de 2016

Roce agónico


Estoy harto de la náusea. Crudo invierno.
El cabello desciende por las paredes musgosas del ocaso,
hay ataúdes. Río abajo los escarabajos conversan sobre la inexistencia.
Las palabras vuelan cual hojarasca herida profundamente por veletas.
Estoy harto del inframundo. Viento afónico.
La ciudad es un ciprés colocado brutalmente sobre la boca de los astros.
Estoy loco, por no decir extinto. La libertad se ha vuelto una selva de relámpagos.

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