martes, 6 de septiembre de 2016

Insignificancias en el desayuno


La taza de café iridiscente irradia en sus colores el féretro.
El teléfono tañe en los azufres de la deshora.
El espejo rompe en llanto al recibir la lluvia escandalosa del pergamino.
Dime cariño, ¿en cuántos manicomios sembraste un cabello en flor,
una orquídea o un candelabro para redirigir el insomnio fatal de las telarañas?

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