jueves, 10 de noviembre de 2016

Días clonados


La luz oscura se anuncia como cuervo módico en los periódicos. De las telarañas se saca el mejor vino, los hombres levantan sus manos y las mujeres las bajan con motivo de recibir el alba desnutrida bajo su puerta. La gárgola llora y el cielo se oscurece, el viento pincela la ventana desvanecida del aliento. Sin embargo, ¿llegará el día en que la sangre doble y repique dulcemente en lo alto de la montaña donde los unicornios prestan su velocidad a las estrellas? Bajo las cenizas hay otro cielo: dormido, sin relojes, sin veletas, sin noches inflamadas, sin estrellas amputadas, sin nenúfares en la morgue, sin gaviotas o piedras. ¡Qué inmenso el aguijón del sueño!

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