miércoles, 22 de noviembre de 2017

I


Cumplo. 
Entre las náyades
hoya el plenilunio
con esbelta voz
y sinceras señales.

Los bejucos hablan
al ver caer las nubes
sobre el pálpito seco
y árido de los ríos.

Cada quien cose siglos,
aunque sea en espejos rotos;
los mares 
se vomitan de sí mismos. 

El viento abre la boca 
para gritar una vez más... 
¡JUSTICIA!

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