Al abrirnos el pecho
alguien muere desde adentro,
se pespunta cada mundo,
cada pálpito, cada beso seco,
cada tormenta de arena
surgida de uno o dos… huesos.
Muchos afirman haberse visto,
haberse visto en un espejo:
Pero, ¿han entrado a alguno?
¿Han extraído lo que nunca fueron?
¿Han limpiado su rostro?
¡Nadie se conoce aún!
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