Un elefante observa
desde lo alto de una rama
aquello por lo cual vivió,
observa los árboles, el suelo,
los vientos tristes del paisaje;
él enjuga las raíces como río,
como río clavado a la avaricia.
El elefante levanta su cabeza,
solo para decir una tan sola frase:
NO HAY REMEDIO.
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