Hago nudos para retenerte
en este pequeño mundo caído,
trato de cruzar el cielo
como lo cruzan las aves con alegría;
trato de cargar las lágrimas en mi espalda,
trato de borrar el caos, la inmoralidad del ánfora.
Dije que trato de retenerte, mas tú nunca te alejas;
Dios mío, perdóname, por tener una mente finita.
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