Algunos venimos con aldabas incorporadas al pálpito,
cada día se hunde como los escapularios en desuso;
“la muerte del nosotros” es una frase exacta para el
epitafio.
─¿A qué nos aferramos cuando la indigencia aprieta los
puntos cardinales?
(Luego nos hincamos
como viles espectros ante otro espectro de piedra,
y nada sucede, salvo cuando
el vértigo se amotina junto al resuello del espejo;
lanzar piedras a las
ventanas del oráculo ya es tarea de usanza.)
¡Con qué derecho entramos a una escena donde nadie existe!
Llueve, las gotas son un preludio al hartazgo del féretro, la epístola se ha roto.
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