Ecuánimes los helechos que actúan sobre las campánulas...
Galopando sobre el mar, me di cuenta de que no estaba solo: En lo profundo de mi divagar, se oyen medusas suspirar, tiburones devorados por delfines, osamentas olvidadas por la era cuaternaria, acuarios de colores negros, soles que ahora surcan la mar, la VII Luna que contradice la pleamar. ─Mi teñida ropa por el olor de los moluscos, ha dejado de respirar, mis entrañas bañadas con salitre, sintiendo el fervor del pulpo apretar mi alma... Frente a ti, ahora estoy, soltando la humareda de ilusiones, soltando mis remos de metáforas, soltando los cordones de los harapos, soltando, soltando, soltando. Ecuánimes los helechos que actúan sobre las campánulas, dejando el mecate del loroco fundido por el tizne, olvidando que mañana es hoy y hoy es mañana; ojos del incienso que queman la retina, astilla del laberinto del abecedario. Corre y corre el cangrejo ermitaño, llenando de plomo las entrañas del mar, crepúsculo rendido por el tic toc del reloj...
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