Oír hablar de seguridad a los cuervos, es como echarse limón en el iris.
─Se regalan espejos a precio de perfidia. ¿Será necesario elegir estacas?
¿Será necesario abrir las cloacas para cumplir el capricho de las sombras?
(Siempre el anhelo se nos convierte en titilante insomnio.)
Algún día perderéis vuestros ojos y así tal vez miréis dentro de la bóveda,
y os deis cuenta de que la mancha invisible del saco, es un espectro,
que perfora como taladro hasta sacar el último vértigo del barro.
Lo dicho es que las momias ocultan la farsa en cada vendaje.
Lo dicho es que el arcoíris se ha desvanecido como la palabra.
Lo dicho es que los perros relampaguean en la torre
y el que siempre recibe el rayo es el taburete del crepúsculo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario