¡La cebolla tiene sentimientos!
No, no tiene, ─dice un niño desde adentro─.
La cebolla hace llorar a mi mamita,
hace llorar a mi tía, incluso a mi abuelita;
la cebolla no tiene sentimientos.
La cebolla guarda en ella sangre de mar
y con su marea hace llorar a mi mamá.
La cebolla cobra venganza cuando la parten,
la cebolla no tiene sentimientos,
la cebolla tiene un mal oculto,
no quiero comer cebolla en esta tarde.
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