En las tajuillas, veo al tiempo despiadado
circular de las pupilas a los balcones,
de los balcones a las praderas.
¿Es el grifo amargo de los días
la otra cara apostada de la noche?
¿A qué juega el eco cuando chisporrotea en silencio?
(Cuando se oye con los ojos, se lleva un féretro encima.)
─¡Esto se dice con las manos!
Al fondo, el claroscuro de la sangre,
espejo invocado por el polvo en este verano de invierno.
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