Mientras las flores lloran por la mediocre muerte del crepúsculo,
al otro lado del mundo hasta las piedras sollozan sombras.
A veces, pero solo a veces, quisiera huir a otras ruinas.
(El espejo, adusto, necesita de las esquirlas de mis pezones.)
Siempre he visto como el musgo se oculta entre los tentáculos,
hay rumores, vagones y ballestas en la saliva de cada confín.
¿Habrá necesidad de guardar proyectiles en la garganta?
¿Dónde cabe la podredumbre y sus carcajadas?
Heme aquí, junto a ti, como los pájaros sobrevolando relámpagos,
todavía seguimos con vida ─aunque la muerte diga lo contrario─
y no es una simple utopía, es un arca repleta de desvaríos
y digresiones situadas a cielorraso, lejos de esta Tierra, lejos.
La decisión está tomada, acamparé temprano entre tus muslos.
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