La lluvia del mañana
viene con pequeños fragmentos de saudade;
como jinete, por encima de los esqueletos y el follaje:
la bruma arrasa las amortajadas lenguas del suicidio,
el pájaro pinta en las rocas el rostro amargo del SILENCIO,
el viento pespunta sobre sí mismo el miedo absurdo del polvo.
¿Por qué imitamos al taburete roto del espantapájaros?
─De nuevo se escucha el llanto hipócrita de los filósofos.
Hay que dibujar en el espejo todas las palabras ya escritas,
con pluma humedecida de sangre y trozos de vigilia.
¡Cómo si estuvieras o ya no estás! Al final, solo nos queda el desvelo.
el viento pespunta sobre sí mismo el miedo absurdo del polvo.
¿Por qué imitamos al taburete roto del espantapájaros?
─De nuevo se escucha el llanto hipócrita de los filósofos.
Hay que dibujar en el espejo todas las palabras ya escritas,
con pluma humedecida de sangre y trozos de vigilia.
¡Cómo si estuvieras o ya no estás! Al final, solo nos queda el desvelo.
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