(¡Camina por esta
cuerda!)
─Enhebra nostalgias y oquedades rojas al cortar en dos a la
noche.
Enhebro el orgullo que siempre tuve desde niño, nunca he
utilizado máscaras,
en las quebradas era yo el que sumergía el rostro de la
tarde en agua fría.
Jamás tuve una espada para pelear contra el viento oscuro y
podrido.
Ahora la tengo. Por cierto, ¿hay alguien que tenga una
piedra de afilar
o una porción de sangre para equilibrar la puerta del
umbral?
¡Mirad! Hay pájaros de piedra con el fin de traducir.
Hay rostros sumergidos en lagunas de alquitrán.
Hay muñecas con ojos de guayabo abiertas hacia el sur.
Hay muchos nudos en la cuerda floja, son rostros fuera de sí.
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