Me refiero a los pájaros enmohecidos del alba.
Me refiero a los ataúdes inclinados como palos de golf entre
la niebla.
Me refiero al velamen, al ciprés crucificado en medio de un
plato de hojarasca.
Me refiero a los rostros líquidos almacenados en el pronto
pubis del vacío.
Me refiero a la congoja y a sus botas manchadas con grandes
cantidades de opio.
Me refiero al malestar de las cloacas, al éxtasis gástrico
de las letrinas.
Me refiero al pan ganado con el sudor del cuchillo.
Me refiero a los hospitales donde la salud es una vieja
vestida de negro.
Me refiero a los espejos, a las alas escondidas de las
piedras líquidas del horizonte.
Me refiero a vos, como el presente o como el ayer que es
hoy.
Me refiero a los vitrales y a la ignorancia espectral rellena
de incienso.
Me refiero al tronco donde los escarabajos trabajan como
bueyes y nadie les paga un cinco.
Me refiero al tocadiscos de la deshora, a las puertas
abiertas del cementerio marino.
Me refiero al desierto, a las olas escupidas por gárgolas y
murciélagos de tizne.
Me refiero a las llaves de la muerte. Me refiero a usted y a
su flagelada piel.
Me refiero a los relojes que habitan en la garganta.
Me refiero a todo lo que han tragado mis ojos.
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