¡Caminad! Caminad sobre vuestro propio rostro.
Indagad sobre las caricias que guardan los espejos.
Cosechad la diáfana apariencia de los ríos en frascos de
sangre,
surgid como lo hace el fuego después de un largo camino de
arena.
Llorad como las aves lo hacen y proclamad escarcha al
transitar el sollozo.
Encerrad vuestro orgullo en una piñata. Amad las flores y
las zarzas.
Vomitad si es posible, mas tragad diariamente de la
fluorescencia del horizonte.
Sacudid el polvo que guardáis para el día de vuestra muerte.
Vivid como ermitaño y aceptad que nada existe en vano.
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