─Que importa el día y la noche,
si no hay otra definición más hermosa,
que el de la metáfora fluyendo
entre los senos del tiempo.
Ya no me interesa la lágrima de mis pupilas,
ya que son un leve manto acuífero,
donde el pétalo es el causante
del sollozo de mi lluvia andante.
Me sorprende lo bello de la poesía:
cuando me hace volar,
cuando me hace el amor con las figuras,
sin duda, es una nueva partitura.
Ah que febrero: lleno de ilusiones,
lleno de falsas pasiones,
lleno de úlceras extraordinarias,
sólo yo y tú, flores pasionarias.
Duerme en mi nido, mi niña,
duerme en este día que no existe,
duerme porque soñarás conmigo
y mañana lograrás descifrar el acertijo.
Reinvento el tiempo: la primavera,
el otoño, el invierno, el verano,
para poder enamorarme de nuevo,
de ti, en este mundo todavía Medievo.
Me sangra el calcañar,
pero tú estás ahí, curándolo,
sanando la herida,
para no huir de la huida.
No quiero que termine este ritual,
hay que vencer juntos a la muerte;
pero no hablo de la muerte eterna,
sino de la muerte que gobierna.
He pasado momentos amargos,
he pasado momentos dulces;
pero lo que más me interesa,
es que los he pasado junto a tu belleza.
Espero que mi silencio nunca se calle,
para seguir llenando de letras:
tu pubis, tu cara, tus senos, tu envejecer,
para que luego, volvamos a nacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario