Fotografía con derechos reservados a la autora Ana Mendieta
La metafísica hiere, mientras la fotografía agarra vida del pubis;
la realidad vierte senos con lo finito del universo;
sin embargo, la esperanza nace, aunque el coctel climático
se esté arruinando.
Los puchitos de guijarros adornan la sien de la calígine,
se oculta, sí, se oculta el fétido lodo en la gangrena del mendigo;
aunque la raíz catastrófica, finja ser la crema cicatrizante.
Junto al taburete del insomnio, los escarabajos de oro,
aquellos que deambulan y que su techo es el cielo.
─Solamente, cuando estoy solo, disfruto del polen,
aquel polen que vi madurándose a la par del minuto,
minuto desgarrador, que desgarra al pulmón del vate.
Hoy, el zapato del Sol nos da un puntapié,
los pájaros se cagan en la gasolinera más cercana,
y la naturaleza cobra lo que se le debe.
Ayer, ¡qué importa el ayer!, ¡lo que importa es el hoy!,
ese hoy, en donde los muslos se escaldan
para conseguir el triste sueldo, en donde la viga,
sostiene el peso de otras vigas.
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