Mis pupilas arden frente a los excafetales
y las chiltotas caen muertas en las nalgas de la tierra.
Por allá por el valle se acerca una horda,
una horda de musas que viene con fuerza;
disfruto con felicidad y tristeza,
sentado en la banqueta de la maleza
y escupiendo palabras con esquirlas a la realeza.
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