Camino entre papeles y chispas que pululan, ¿escuchas el sentimiento de la hojarasca?: aun la brizna de la sangre se mueve en las mareas del viento, la lengua de la mantis se hunde en el filo del egoísmo, la idolatría sigue plasmando oro con cada calcomanía que vende, las células están que revientan como globos de helio y mis venas se fruncen en el calendario que muere poco a poco sin el derecho de una objeción. Según la perspectiva de mi acero: el cobre anuncia el último viaje, los espejos reflejan nuestro yo interior, los zancudos reviven a Drácula, los espectros se depilan la conciencia, los anillos desnudan las nalgas antes del amarre, los libros sirven de leña a falta de árboles; mientras tanto, el vate comete el delito de la libre expresión, plasmando certidumbre en el mundo que es una cruzada más de la guerra, ¡no es una guerra santa!, sino una guerra silenciosa que nos carcome las manos y nos dispara como una bala, salvo cuando estamos conscientes de que vivimos en la Tierra y no en Marte... Hoy, con la navaja de la pluma servimos el banquete y nos echamos una copa de sociales problemas: el café burbujea en la pupila, el incienso sofoca la garganta y la medallita me provoca náuseas; pero cuando las ventanas están abiertas y los cierzos entran despavoridos, la llama del fuego volcánico crece y hace erupción en el cuaderno que no fenece; hazme el amor que no se finge y ensarta tus lágrimas en mis poros amor, que el mañana no existe, pero el presente nos desangra sino seguimos en el orgasmo de las letras. Solloza el cuchillo cuando se arrepiente, ¡hasta los metales lloran!
No hay comentarios:
Publicar un comentario