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Imagen tomada de: http://www.flickr.com/photos/sergald/6477085855/
A modo de introducción, el hacha hace su entrada triunfal en el cuero de la víctima; mientras tanto, las sombras juegan con las chispas que deambulan en el tizne de las putrefacciones, los zombies se pelean contra la carne dócil de las manzanas; luego, las cavilaciones penetran en el colmillo desafilado de la herrumbre que le miente al hierro. A medida pasa el tiempo: los portones se convierten en ventanas ecuestres, los lirios hacen manicure a otros lirios y los zancudos hacen su viernes trece en la noche de las chispas de las sombras; frente a mí, el ego del círculo vicioso de las generaciones, las creencias que mutilan el candelabro y las religiones que flagelan el bolsillo en silencio; salvo cuando el buen actuar se demuestra en el eco de los puentes, el azar no importa y las monedas surgen como vitaminas para los pobres. A oscuras el escarpelo lima la superficie del cráneo, los gatos se esconden y los machos tarántulas se desnudan frente a la víctima, haciéndole el amor a la necrofilia y obteniendo el orgasmo fétido frente a los millones de ojos de nuestro Alfa y Omega. Ahora no puedo dormir, cada puchito de oscuridad que atisba en mis ojos, es un verso que mutila mis pupilas, el café que baja por mi esófago, baja como esquirlas incitantes; ya las sábanas parecen cobijas de fuego y la luz del bombillo sacude el loco frío que penetra en mis poros; desnudo junto al regazo de mi amor, obtengo una prosa más, en la que los monstruos debajo de la cama y los teñidos puñales, salen a la luz de las chispas de la sombra.
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