Los indígenas no conocían la palabra contaminación.
Lo aprendieron cuando los peces morían panza arriba en los ríos...
Aquí hubo una selva - Eduardo Galeano
Nada más un suceso ocurrió cuando los pájaros revelaron cuán contaminado estaba el río Acelhuate.
En ese entonces, las industrias ya se habían asentado sobre la jungla, comieron hasta saciar su gula y al final cagaron plásticos, desechos, espumarajos, bolas de estambre, herrumbre; esto luego se convertiría en una guillotina para los peces.
Los pueblos indígenas no conocían el término podredumbre.
Lo aprendieron cuando vieron como los ríos se llenaban de caries, entrañas, branquias oxidadas, raíces con símbolos bioquímicos y despojos de árboles muertos por ataque cardiaco. La gente comenzaba a sentir moscardones en sus intestinos, a los niños se les hinchaba el estómago, hasta los animales hicieron su propia huelga y emigraron a otros pulmones.
Varias instituciones surgieron a raíz de esto, pero ninguna hasta el momento ha podido arrancar todas estas letrinas con diarrea textil o mercantil.
Hoy, pocos se han tomado la molestia de unir fuerzas, fabricar auroras, mutilar sanguijuelas, publicar elegías y así provocar la asfixia al estiércol vertido en el estómago de los que un día fueron llamados: ríos.
Desgraciadamente equilibrar progreso con respeto por la vida es una terrible paradoja. Se sobre entiende que el progreso es para mejorar la vida, pero... la ambición desmedida lo enturbia todo
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