¿Qué hiedras nos han comido las manos?
¿Acaso somos humanos holgazanes con necesidad de un androide más?
¿Qué es lo que lograremos encontrar en la hipodermis de la tecnología?
¿Qué pasará cuando las máquinas se aburran de nuestra mediocridad?
¿Cómo será nuestro futuro cuando comamos de la mano del páramo?
Quizá toda esta esquizofrenia o fiebre de la nanotecnología
me tenga con una camisa de fuerza en la boca o en mis tendones,
pero aún conservo un puchito de respiro junto a mis mariposas.
(¿En qué vertedero cabe tanta agonía y tanta escupida de herrumbre?)
Estamos convirtiendo al mundo en escoria cibernética,
en un pulmón abierto al cáncer que despellejará hasta la última gallina ciega.
Algunos dan de comer a un mendigo montándole tamales en una tablet,
otros les enseñan a volar sesos a sus hijos, mientras la plusvalía es la muerte.
¿Quedará esperanza para que una cámara digital se jubile?
¡No lo creo! Lo demás, se lo dejo al teatro del espantapájaros y su burguesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario