Canta,
aunque las piedras no aplaudan;
canta,
para que despierte el alba
al oír vibrar tu alma.
Canta,
aunque el árbol esté viejo;
canta,
para rellenar las arrugas,
para labrar un nuevo comienzo
y abrir el camino
antes de que se acaben los elementos.
Canta,
mi pajarillo, canta,
para que la Tierra
se vuelva un concierto de lavandas.
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