Quizá nunca me acostumbre al discurso maloliente de los cuervos
o a los gatos sobre el tejado tratando de robarle un poro a la Luna.
¿De cuántas sepulturas está hecha la asfixia?
─Los grillos siempre hemos sido un costal de estertores.
(La vida está llena de defunciones y de funciones con disfraz de tizne.)
¿De cuántos racimos de angustia está hecha la niebla?
Esto surgió desde que me tragué la primer grajea de sombras.
¿Habrá necesidad de pedir paz a los ixcanales, de desvivirse para vivir
o de calcinarse en las noches para provocar lastima a los moscardones?
Tal vez algún día aprenda a descaminar los rieles grises del crepúsculo
y a dibujar como lo hacen las nubes en sus noches de insomnio;
siempre he dicho que los pájaros son solo el espejismo de un verso
o que la luz de una linterna es la respuesta a tantos pezones desdibujados.
En cuanto a vosotros, os llevo como hijillo en mi bolsillo a todas partes,
hasta que el Arca venga y se lleve todos mis tiliches marcados con sangre.
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