Mientras escribíamos estrellas en el aire
y forjábamos espadas con plumas
para descuartizar con alegría los cristales;
un terremoto vino a dislocarnos el cielo.
─¿Te acuerdas? Vos estabas junto a mí,
nerviosa cual armiño, viviste el momento,
te despojaste de tus alhajas y me dijiste: ¡Bésame!
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