He aquí el tejado hincado ante las sombras
y el drama continúa con alientos prestados.
El alambique bebe toda la niebla que le regalan,
el mendrugo ha consumido todo el abismo.
(La lluvia de hoy es
un litro de agonía.)
Una vez más el espejo siniestro refleja el rostro del
leviatán.
Hay ovejas vestidas de tinieblas, el alba urge:
las rocas caen apolilladas por los muertos.
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