Hay un pedazo de obsidiana
que habita donde no hay víctimas.
Un pedazo de sencillez,
un silente viento con cabellos de porcelana.
Hay alguien bajo el cielo, bajo las nubes locas.
Corre y corre ecuestremente sin ningún miedo,
recoge flores y sacude sus alas. Nadie sabe a quién se las
obsequia.
Cada día es un esplendor, danza y danza como joven venada.
Ella es la hija que aún no abrazo. Ella es la hija que anhelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario