Una gota de agua enciende el fuego.
El vacío no es más que una vasija.
El silencio, violín del viento, palabras secretas,
sueños congelados en la palma de una begonia.
(El tiempo engulle los
recuerdos, el estanque tirita cual temeroso.)
Bajo el despojo, la flor abre y sueña por última vez.
La acera está triste, el piano canta en el idioma del mar.
¿Será posible el despertar después de salpicar la vista?
¡Duele! Duele la manera en que vigilas sin ojos a la niebla;
entregas vuestro llanto, vuestra amargura, aunque el tiempo sea cadáver.
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