Cuarto vacío. Plenilunio en el sótano. Cruel silencio.
Los gatos agujerean el vientre obtuso de las paredes.
Yo, sostengo una taza vacía. ¡Ya no está vacía!
Las ballenas cruzan la oreja y susurran cual luciérnaga
moribunda.
Humea el ojo. ¡Conviérteme! Farol encendido, lo dije, lo
repito,
farol encendido; el mañana corresponde al vacío, nadie está
a salvo,
¿acaso lo estás tú? Siendo una chispa perdida, el fuego
intenso y helado,
besa y abraza, acude como hielo al candelabro.
¡Vomítame, sí, vomítame, pues soy otro ser humano!
Nunca diré tu nombre. Cuarto vacío. Cruel silencio.
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