Me veo en el espejo
y sin embargo no veo a nadie.
No veo ni el más minúsculo corpúsculo de mi imagen.
Me baño, me peino, como, me voy y luego regreso.
¿Quién soy? No soy una oveja, ni la gota que sobresale en el
vaso.
Díganme ustedes: ¿Quién soy? ¡Quién soy yo para jugar con
los espectros!
Bajo mi alcoba solo hay polvo y más polvo, polvo que fluye a través de mí;
poco a poco me desgrano como un diente de sol olvidado bajo
el rastrojo.
Mi vida a cada segundo se extingue, baja por una vereda y luego
gatea.
Quizá sea un vertedero, un agujero negro en el mundo; lo veo
en mis sueños,
lo veo cuando me levanto y veo el periódico tras haberlo
quemado.
La lírica también es una manera de expiar las culpas.
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