I
Camino a la orilla
del eco,
hurgo en la luz
estridente de vuestros ojos.
¿Hay algún mar, algún
lago que no grite?
He llorado y no ha
sido suficiente, tu féretro aún no flota.
II
Desde aquí, desde mi
asiento,
las noches son
cantos,
se tragan todo el
silencio;
tú, sigues dormida en tu
féretro.
III
Trato de volar,
me desplomo como
cualquier piedra;
llévame, elévame,
enséñame el cosmos,
soy el loto blanco sobre tu féretro.
Hermoso poema. Saludos desde Holanda.
ResponderEliminarMarissa
Saludos desde El Salvador, y disculpas por responder hasta ahora...
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