¡Amelia! Escucha aquel sollozo tras la linterna,
escúchalo como escuchas a las rocas escucharte;(Amelia, Amelia mía, ningún ser humano conoce de tu existencia
y ni siquiera la niebla ha podido encontrarte entre su pellejo.)
Amelia, canta un poco para mis espejos, canta como cantan mis silencios.
Ruego a la hojarasca me devuelva un poco de tu presencia,
ruego a los ríos, a los mares, al viento si es posible.
Amelia, ¿me escuchas? Si me escuchas ven a mi aposento
y observa cómo se desvanece pronto de mí lo indecible.
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