Nadie sabe quién es.
Ella se acerca mudamente al claroscuro de la hojarasca,
levanta un poco las carcajadas inasibles de las sombras;
como si fueran a imaginársela, si tan solo se sintieran inexistentes,
si tan solo se creyeran troncos donde se ocultan pequeñas
estrellas,
si tan solo lo fueran, supieran en realidad quién es aquella damisela.
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