A menudo las secuoyas se alimentan de carne.
Las abejas se han convertido en una especie de vampiros;
todo es posible, hasta Goya esparció sangre en sus pinturas.
(El Romanticismo hoy en día, decae después del crepúsculo.)
Se les han desarrollado glóbulos rojos a los lirios,
mis barbas se ensangrientan
al probar cada rábano que me fue entregado por un niño;
─¡yo devoro a mis hijos,
pues el hambre es más poderosa que la estirpe!
Cada período nos vemos en el deber de cambiarte:
nos manchamos los dedos, luego como Pilatos
nos lavamos las manos y encasquetamos a otro sanguinario.
Es difícil beberse al Sol en una copa sin que éste incinere,
como los mil juramentos que se arrastran a través del retrato.
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