Flor extranjera:
en espejos el recuerdo se quiebra;
brotan de mí ataúdes de nostalgia,
tañe mi vida bajo el atardecer
y ya ni sé en qué pensar.
Quizá fue el destino
o la bruma que como espada
fue asesinando poco a poco
la colorida mirada de tu piel.
¿Qué puedo decir ahora?
El cielo frunce su ceño,
de nada valen ya las palabras;
aunque escriba y escriba,
jamás volveré a estar en tus ojos.
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