(Aunque mi destino sea hablar con telarañas y esfinges,
aunque despierte entre zarza o astillas de tinieblas.)
El vértigo se traga con pequeños fragmentos de escarcha;
una y otra vez, el atardecer me acaricia como tus besos lo hicieron a flor de
piel.
¿Cómo olvidar vuestro rostro y dejar que se sublime junto al mar?
─¡El faro se enciende para decir adiós! Iza la bandera,
haz brillar el último soplo insurrecto de tu aliento.
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