Ciertamente los menciono en laberintos de frío,
únicamente las cloacas saben del alambique del caos.
Nunca está demás mencionarlos cuando solloza un niño
o cuando una flor deja caer su sangre sobre el ocaso del aliento.
Cabe mencionarlos en el traspatio donde anida el patíbulo,
ya nada sorprende cuando les menciono con cierto vértigo.
La rueca pespunta todo cuanto nosotros le pongamos,
solo basta con mencionar y seguir mencionando esa escarcha impalpable.
Ellos son los sin nombre, los que llenan la copa de la madrugada,
los que sonríen sin pedir una moneda a cambio... de su silencio.
únicamente las cloacas saben del alambique del caos.
Nunca está demás mencionarlos cuando solloza un niño
o cuando una flor deja caer su sangre sobre el ocaso del aliento.
Cabe mencionarlos en el traspatio donde anida el patíbulo,
ya nada sorprende cuando les menciono con cierto vértigo.
La rueca pespunta todo cuanto nosotros le pongamos,
solo basta con mencionar y seguir mencionando esa escarcha impalpable.
Ellos son los sin nombre, los que llenan la copa de la madrugada,
los que sonríen sin pedir una moneda a cambio... de su silencio.
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