Instituciones hay muchas; sin sentido...
Mientras la lluvia cae en los matorrales,
inocentes tiritan en sus cartones vacíos;
sangran en silencio la pesadumbre nula,
engloban los lirios con su delgada sombra;
racimos de dobleces infantiles mueren
ingiriendo lo que sus padres les proveen,
andrajos y huesos que van hacia ese hoyo.
Instituciones hay muchas; sin sentido,
no ven el mayor problema en los ojos.
Jamaica es uno de los tantos huesos
ungidos en el hambre ancestral,
sustentos por el Dios protector,
teniendo el fango por lecho,
incluyendo el petate de púas,
conociendo la hoz como su nombre,
intentando sobrevivir en medio del polvo,
ante un mundo de gorrinos malolientes.
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