Fruto que maduró entre los tiempos fétidos, sigue virgen dentro de su coraza de madera, pues de pequeña le enseñaron a protegerse de los lobos, le enseñaron a llegar virgen al matrimonio, le enseñaron a esconderse como la tortuga, le puso un candado a su cuerpo cubierto de vellos. En ocasiones logro ver las ramas que cubren su vulva, pero nada más hasta ahí, ya que sé a la perfección lo que significa respeto. A oscuras observo el cabello que guarda su belleza, belleza que logra penetrar en mi cerebelo, cerebelo que ahora se comporta como caballero. Respeto a la mujer que se respeta a sí misma, respeto sus enojos, respeto sus inquietudes, respeto sus ríos, respeto sus senos, respeto esa mano, respeto ese órgano en forma de "T", esa "T" que para mi significa ─Tuna─, comparto mi imaginación y veo que por dentro es como un río, río que nace desde arriba y desemboca en la Tierra de los ancestros. Ahora me desnudo ante la prosa, dejando caer mis entrañas sobre el césped de la metáfora, para lograr que las picaduras sean mortales y volver a renacer entre abejas reinas. La llama que vive dentro de la virgen no se apaga, aunque del inframundo venga alguien y la obligue a perderla. Es un tesoro, sí, un tesoro que cualquiera quisiera guardar en caja de amatista, yo ya lo guardé y tú...
No hay comentarios:
Publicar un comentario