No sé, si la retina ciega está de mi parte
-o si la justicia la llevo-
en los escombros flagelados de cada poro.
Es verosímil el despertar entre lunáticos
e inverosímil el dormir sin manicomio.
Sólo sé que la determinación
determina bifurcación de Códigos
y examina el autoestima de las muñecas.
Me veo a menudo en la raíz de la fe:
describiendo páramos en hojas
o escribiendo psicosis con sensatez.
He obtenido la sensibilidad de las espadas
y olvidé el significado de la palabra machismo;
he aprendido de mujeres que luchan
y maté a ese animal estridente
que yace oculto en el interior del karma.
Desde entonces descubrí que la sabiduría:
no tiene credo
ni género
ni cultura;
solo luz en medio del espesor de la oscuridad.
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