Lejana la brújula. Isla por donde transita la
nada.
Dime qué hay de nuevo ante este abecedario de
dolor.
La Patria sangra, ya no es mi Patria, ni su
Patria,
sus entrañas dan vuelta en una ruleta de
depravación total.
Tenemos que ser certeros a la hora de cabalgar
entre su ancho mar.
La sal nos asfixia cuando leemos tanto, ya no
sabemos si nos informamos
o la muerte se burla al ver nuestros rostros
sin trino, sin veleta.
Ya no es tiempo de hincarse ante las gárgolas
masivas del claustro:
caminemos como lo hacía el mar cuando aún
tenía piernas,
gritemos como lo hacía hace tiempo la nada entre el amate.
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