Un ángel, barriendo nostalgia,
medita sobre bóvedas y libracos de polvo;
una a una las hojas hablan por arte indecible,
el viento entrecorta su voz, se detiene, ayuda a barrer;
el ángel sonríe, gime y deja caer una sola lágrima:
las hojas se apartan y se ocultan, dejan solo al ángel,
solo en el vacío, ahogado en sus propias lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario