Cuántas razones…
¡Oh salvaje memoria que titila dentro de mí!
Tus blancos cabellos bordados uno tras otro como perfume,
tus caminos de alambique, carreteras ocultas del demonio,
tus jinetes de barro y luces oscuras me visitan.
(Uno a uno los besos
afrodisiacos de tus caderas.)
Tus epílogos de escarcha, ataúdes con bocas de neblina,
tus líquidos relojes, cipreses conforme al crujir de la
lágrima.
¡Oh encariñada alma mía!
Arrebatad, arrancad el espejo de mis falsas pasiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario