Estoy sembrando amapolas rojas a expensas del mar,
preguntándome: ¿por qué los besos ya no son como antes?,
¿por qué ya nadie manda cartas o flores a su abrigar?,
¿acaso se han perdido los barcos azules errantes?
Ahora en los andenes, observo besos botados en el gramal,
observo imágenes de femeninas desnudas en papeles,
que bochorno para las dulces mujeres del comal,
se ha perdido el respeto a los antiguos vergeles.
Pienso en el trabajo de mi bisabuelo,
para conseguir levantar un poco el revuelo,
llevando un poco de leña para el suegro.
Los poemas ya no se dedican al velo,
pero el vate sigue siendo sincero,
dedicando cada sílaba al hermoso cabello.
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