Las noches siguen pasando como vagones de tren:
a espera de aquel cisne que nunca fue...,
a espera de la lluvia que refleja el espejo,
dislocando cada nalga, formando un cangrejo.
¡Hay sequía mía!, hay de aquel que no agradece:
las lágrimas incesantes de tu espera en el balcón del pubis,
las cortinas teñidas de amarillo, para que jueguen con el estío,
las almohadas desgastadas por la mano pálida del pelo.
Comenzó a pensar en las largas colas de la espera:
desgarrando cada minuto en la masturbación del silo,
sollozando a cada segundo, lubricando cada mejilla,
acariciando al gato ─Felix─, destapando su valija.
Ahora que encontró el tesoro perdido en el cofre:
desea arrepentirse de sus malas interpretaciones,
desea volver a derramar esos líquidos por alguien,
ese alguien que ahora está con ella y la aprecia.
Pero que lastima que la prueba salió positiva
y ahora muere de frío, sin poder volver atrás...
No hay comentarios:
Publicar un comentario